Crónica: "Conociendo el Sur con amigas"

 Crónica :“Conociendo el Sur con amigas”




Durante el transcurso de esta crónica, haré una detallada mención sobre mi experiencia personal y ciertas recomendaciones para quienes puedan tener la oportunidad de conocer este increíble lugar que tenemos en Argentina, la provincia de Rio Negro.


Luego que una imprevista pandemia mundial haya impactado hasta los lugares más pequeños que se pueden habitar, desanimando, afectando y conmoviendo tanto a los más grandes como a los más chicos, resultó un año muy difícil y devastador para todos, sin embargo un esperanzador viaje organizado con mucho esfuerzo llegó  para alegrarnos esos largos y grises días de aquella cuarentena que mantuvo sedentario lo físico, lo anímico y muchos proyectos y sueños por cumplir.


El Inicio


El comienzo de las vacaciones tan esperadas por un grupo de ocho chicas había llegado. Enero del 2021. Jueves. Cinco de la mañana. Era pleno verano, pero la húmeda y temprana madrugada confundía la temperatura. En camino hacia el aeropuerto, un caliente café comprado en una estación de servicio YPF acompañaba el sueño del conductor del auto, mi papá, que con sueño sintonizaba Radio Mitre, informándose acerca de la fuerte suba de casos. “Valen cuidate por favor” decía, y yo por un lado asentía y por otro pensaba que nada podía limitarme en este viaje.


Al llegar al aeropuerto, luego 45 minutos, entregamos la documentación e hicimos el Check in. Realizamos los controles y embarcamos sin ninguna demora y a la hora estipulada. El vuelo partió a las 7 de la mañana el día 15 de Enero. Los próximos 7 días los pasaríamos en la cordillera, en la ciudad de Bariloche, provincia de Rio Negro, Argentina.


Primer día de nuestro viaje de vacaciones, y primera vez personalmente, en conocer el sur argentino.


Al aterrizar, luego de 2 horas y 15 minutos de  vuelo, conseguimos un taxi hacia el departamento que habíamos alquilado y  nos dispusimos a tomar la habitación. Éste se encontraba ubicado en el centro, permitiéndonos tener a nuestro alcance y cercanía todo tipo de locales, desde farmacias hasta  increíbles chocolaterías artesanales. Éste fue alquilado por la aplicación “Airbnb”, logrando un acuerdo de precio con la dueña Lucia, que de muy buena manera aceptó nuestro valor. Sencillo pero no podíamos pedir más, con todas las comodidades que otorgaba el departamento desde calefacción, cocina completa, toallas, como no menos importante, una extensa ventana con vista al Lago Nahuel Huapí donde compartimos interminables mates lavados y fideos lejos de estar al dente. 



Al lograr acomodar todas nuestras pertenencias recurrimos a descansar un poco luego de no haber podido dormir a la noche ni en el corto vuelo. Cerca del horario del almuerzo, decidimos realizar algunas compras básicas en el supermercado “La Anónima'' que se encontraba a 4 cuadras de donde estábamos alojadas. Almorzamos algo rápido y nos pusimos a programar el día siguiente ya que la continua lluvia que tuvimos desde que aterrizamos, no nos permitía hacer mucho más que recorrer nuestros alrededores.



Villa La Angostura 


Luego de nuestra primera noche, amanecimos temprano, a eso de las 8:30 am, no solo por la radiante luz que entraba por esos pequeños huecos entre la ventana y la cortina, sino porque teníamos 2 horas de viaje en micro hacia la casa de unos amigos donde nos esperaban para pasar el día completo en Villa La Angostura.


Esta ciudad rodeada de lagos, bosques y montañas, es considerada una de las localidades más bonitas de la Patagonia cordillerana, ganándo el apodo de ”Jardín de la Patagonia”.   


Por fin pude  encontrarme con ese paisaje que tanto deseaba desde muy chica. Tan pronto como llegué fui hacia el lago, me puse unas sandalias para  evitar clavarme las características piedras pequeñas que hay en todas las costas de los lagos, y sentí el agua helada en mis pies.




Luego de largas apuestas con amigas sobre quién hacía más sapitos con las piedras, me senté a contemplar el horizonte recortado abrupta y caprichosamente por inmensas montañas que se abrigaban con el sol del mediodía. Una brisa seca y fresca acariciaba mi rostro, mientras las pequeñas olas murmuraban entre el cálido silencio, donde a lo lejos se escuchaban leves crujidos de aquellas chispas que salían enérgicamente de la parrilla, con un rico asado cocinándose para disfrutar entre amigos.



Durante el trayecto de vuelta hacia San Carlos de Bariloche, contemplé al mirar por la ventana del micro, cuasi hipnotizada, que en aquella oscura noche y sombras de impotentes pinos que aparentaban estar plantados simétricamente uno al lado del otro, infinitas estrellas que semejaban multiplicarse cuando uno enfocaba más la vista.


Excursiones 


Cada día era mejor. El clima nos sorprendía todas las mañanas motivándonos a no desperdiciar tiempo y conocer lo máximo posible en esos 7 días de viaje que teníamos. Es por eso que decidimos realizar 4 excursiones de las cuales 3 estaban relacionadas al deporte y 1 al paseo y visita guiada a Puerto Blest. Estas tenían dificultades, valores y ubicaciones distintas, permitiendo poder sacarle fruto a las actividades que nos ofrecía La Patagonia argentina.


Nuestro tercer día de viaje fue impresionante. Viajamos hacia el Circuito Chico en la línea 20 de colectivo que se encontraba a tan solo 5 cuadras de nuestro departamento. Luego de 40 minutos llegamos al “Circuito Chico Mountain Bike”, siendo las 10 de la mañana. Alquilamos bicicletas para realizar un recorrido de 30 kilómetros de una ruta asfaltada con algunos precipicios que eran mejor evitar. Agotadoras subidas, junto a reconfortantes y motivadoras bajadas nos acompañaron durante las 4 horas y media de tour. La idea no era correr una carrera, sino visitar y pasar un rato tomando fotos, disfrutando del paisaje, el lago, las playas, senderos, etc.



Recomiendo profundamente esta excursión, principalmente por el precio - calidad de ésta, ya que por una tarde completa se podrá estar rodeado de los mejores lugares de la zona,  pasando desde Villa Tacul,  el reconocido Hotel Llao Llao, una vista panorámica soñada y entre otros. 

Al cuarto día viajamos a Lago Gutiérrez en la línea 50 de colectivo, que por un valor de 80 pesos nos dejaba cerca del lago. Alquilamos kayaks entre todas, y por 1 hora pudimos recorrer unas de las aguas más cristalinas y puras que tuve a mi alcance. Innumerables peces de todo tamaño nos acompañaron en un completo silencio que ya aturdía. Cerca de la hora, durante nuestra vuelta hacia el rental, mientras el remo acariciaba de lado a lado la fría agua del deshielo, una mantarraya nos sorprende, apurándonos con cierto desespero a la orilla.


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Nuestro quinto día llegó y las ganas de aventurar siguieron. Amanecimos muy temprano, cerca de las 6:30 de mañana, ya que 7:30 nos esperaba un micro con destino al Bolsón. Fue 1 hora y media de viaje, pero transcurrió sin problema junto a un buen rock nacional  y calientes mates cebados. Un clima deslumbrante alimentaba las ganas de llegar y prepararnos para nuestra excursión de rafting.


Manuel nuestro guía, fue quien estuvo junto a nosotras en la balsa, explicando, dirigiendo y no menos importante protegiendo ante posibles accidentes. Realizamos el nivel 2 que con grandes piedras y rápidos llenaban de adrenalina nuestras caras. 

La fresca y deliciosa agua que nos rodeaba la probamos luego de que Martin haya comentado todos los minerales que ésta tenía.  


Fue un magnífico momento que pasamos entre amigas, donde las risas, los gritos y la emoción protagonizaron el intenso paseo.


 


Ya hacia el final del recorrido, lideraban las ganas del almuerzo que incluía el paquete de rafting. Mientras amables personas nos servían un simple pero increíble plato de milanesa con papas fritas, nos distrajimos mirando las fotos que nos sacaron en plena excursión, donde nuestras carcajadas delataban a la gente de nuestro alrededor,  las graciosas caras de vigor que teníamos al remar. 


Por último, la increíble y memorable excursión a Puerto Blest.


Era una mañana soleada que nos acompañaba en nuestro anteúltimo día de viaje. Salimos a las 13 hs en un catamarán desde Puerto Pañuelo. Éste  estaba compuesto por turistas de nuestro país, pero también numerosos visitantes del exterior: alemanes, brasileños, ingleses, norteamericanos, franceses, que no dejaban de manifestar su admiración por los paisajes que apreciaban. Un guía explicaba, en varios idiomas, la historia del lugar y de sus primeros pobladores,  mientras navegábamos por el más importante brazo de los siete con los que cuenta el Lago Nahuel Huapi. El brazo Blest era un profundo canal de agua helada y azul, hundido entre cerros cubiertos de bosques húmedos cuyas cimas se encontraban radiantes por el fuerte sol que pegaba.




Esta última excursión tuvo un doloroso valor elevado, sin embargo recomiendo para aquellos que tienen la posibilidad de pagarla, que no duden ni sientan incertidumbre en sacarla, ya que vale cada centavo invertido. 


Tal como nosotras vimos, se encontrarán rodeados de diversa vegetación, compuesta por arrayanes (aquellos árboles característicos del sur y conocidos por la costumbre de abrazarlos en busca de suerte, ya que son una gran fuente de energía), gigantescos alerces patagónicos, y entre otras. 


Un sentimiento de plenitud desbordaba en nosotras al observar los intensos colores que ofrece el bosque y el aire puro, fresco y liviano que emanaba intensamente, algo que ninguna de mis amigas ni nadie que vive rodeado de ciudad está acostumbrado.


Finalmente, alrededor de las 21 horas, cansadas de una larga excursión, recurrimos a un restaurante, estilo cantina antigua, donde comimos unas buenas, abundantes y económicas pastas, acompañando el hambre y sueño que teníamos. Cerca de las 23 horas, regresamos al departamento, cansadas y con muchos deseos de dormir para al día siguiente comenzar nuestra partida hacia Buenos Aires, con vuelo estipulado y confirmado para las 14 hs.


Amanecimos tranquilas. Última vez que calentamos el agua para el mate en aquella pava plateada que estaba abollada de tanto uso. Ya casi no teníamos nuestras galletitas surtidas que tanto nos gustaba acompañar en nuestras mañanas.


Siendo las 10 de la mañana, contactamos 3 taxis distintos para ir en camino hacia el Aeropuerto Internacional Teniente Luis Candelaria, teniendo un aproximado de 45 minutos de viaje.


A pesar de la correcta llegada y el ágil Check In realizado a las 13 hs, es decir una hora previa al viaje, uno de nuestros amigos que estuvo junto a nosotras en Villa La Angostura se comunica comentando que debido al completo malestar físico de todo el grupo, se realizaron un hisopado, dando como resultado Positivo.


Corrían los minutos y no sabíamos qué hacer. Habíamos compartido un día entero con ellos, aumentando las posibilidades de habernos contagiado, pero ya habían pasado más de cinco días desde nuestra visita y ninguna tenía indicios de  síntomas. 13:30 hs, era hora de embarcar. Decidimos y confiamos que estábamos libres de covid, sin embargo llamativas e incómodas máscaras nos acompañaron junto al barbijo durante las 2 horas de vuelo de modo preventivo.


16:17 hs aterrizamos. Fuimos rápidamente al testeo gratuito y obligatorio que el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, dispuso a la salida de Ezeiza para quienes tengan domicilio en capital. Con el hisopado hecho, nos dirigimos hacia nuestras casas.


24 horas después, luego de un preventivo día aislada de mi familia, “Boti” el “chatbot” de la ciudad, envía tanto a mi como a mis amigas el resultado del testeo, siendo este “negativo” para todas, concluyendo y dándole un final feliz al viaje más soñado de toda mi vida. 


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