Ensayo

                                             Nada se pierde, todo se transforma



Durante el transcurso de este ensayo, realizaré un análisis sobre la evolución y revolución de la radio, en respecto a los cambios tecnológicos y sociales que la era de las redes sociales impuso.


En lo personal la radio formó, y lo sigue haciendo, una parte muy importante en mi vida. Con 20 años, fui testigo de un gran cambio, el cual fue desarrollándose en base al abrupto crecimiento y avance tecnológico, paralelo al de las redes sociales y su respectivo acceso.


“Nada se pierde, todo se transforma”, exclamaría el cantante uruguayo Jorge Drexler. Sin embargo, en muchas de las percepciones del inconsciente colectivo la idea de la novedad suele asociarse al peligro. Es aquí donde la irrupción de Internet y las nuevas tecnologías vino, tal vez como nunca antes, a diversificar nuestro mundo de sensaciones.


Esta versatilidad y capacidad de adaptación (la acción de escuchar la radio es compatible con otras actividades cotidianas) es una de las claves de su supervivencia. Se podría decir que siempre se ha visto amenazada por los medios audiovisuales, sobre todo por la televisión. Sin embargo, ha ido superando los retos de las nuevas tecnologías, adaptándose a ellas y convirtiéndolas en herramientas periodísticas.


La radio ha modificado su apariencia, pero no su función. La forma de consumir la radio ha cambiado. La podemos escuchar a través de diferentes canales, tal como  la computadora, el celular, en formato de podcasts, etc. Pero su esencia de construir historias a través de sonidos se mantiene. 


Hoy en día, la radio mantiene una función multimedial, permitiendo que hasta personas de continentes distintos puedan sintonizar su emisora de preferencia, logrando abrir nuevos paradigmas de producción e incrementando su alcance, sus modos de recepción y fundamentalmente la respectiva participación de las audiencias. 

Las redes sociales han modificado y enriquecido el rol tradicional de los oyentes. Cambia su condición en tanto tienen más y mejores posibilidades de interacción y respuesta. La inmediatez y gratuidad de un mensaje en Facebook o Twitter y su multiplicación simultánea, supera ampliamente la intervención mediante un mensaje telefónico. Por lo tanto, se podría decir que son una prolongación de las relaciones personales en la vida real, donde se forman comunidades como la familia, el colegio. Es decir, esas uniones se han trasladado a la red con estas nuevas herramientas. 

Pero… ¿En qué ha influido este respectivo “crecimiento” y evolución?

En lo personal, y comparando con el tipo de consumo anterior, la radio estaba más enfocada a informar ampliamente a todos sus oyentes, y sin embargo a pesar que dicha función se mantuvo, a pesar de su desarrollo y variación, considero que el término “informar” perdió peso de su fuerte significado, terminando por desvirtuar el tipo de información que se le brinda a la audiencia. Las personas no solo creen que están escuchando algo productivo sino que autorizan y forman parte del círculo de la desinformación, teniendo en cuenta que esta jóven audiencia, asocia las nuevas formas radiofónicas con el “ocio”.

Nuevas plataformas de streaming como por ejemplo “Luzu TV”, donde programas como “Nadie dice Nada”, transmiten por canales de “Youtube” y “Twitch”, incluyen la idea de una radio “modernizada” incorporando lo visual, por lo tanto ¿hasta qué punto sigue siendo radio?

Es correcto, “nada se pierde, todo se transforma”, pero el nivel de transformación terminó modificando ampliamente tanto sus formatos, estructuras, funciones,  consumo y tipo de oyentes. 

A pesar de estas incongruencias, incorporé este tipo de radio a mi consumo semanal, sin embargo al conservar mi escucha diaria de radios en AM y FM, considero de esta forma poder tener un consumo “responsable” (escuchando emisiones en streaming relacionadas al ocio, y las originales de sintonización tradicional para informarme).

A modo de conclusión, la historia de la radio es amplia y cada día se construye. Su forma de adaptación a estos grandes cambios habla de su fortaleza a pesar de las dificultades que tuvo que atravesar para mantener sus raíces y no ceder valores ante la evolución del Internet y las Redes Sociales.

Invito a quienes tengan ganas de incorporar historias, sensaciones de todo tipo, música, información y muchas cosas más, a consumir radio en cualquiera de sus formas y versiones, ya que con su simple pero cautivador diseño, se disfruta de una hermosa costumbre proveniente del siglo XIX.


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